¿Autónomos o interdependientes? La falacia del individualismo creativo

Emprendedores autónomos, esta entrada va para vosotros, o para nosotros, porque, para qué negarlo, promovemos el individualismo creativo. Porque ¿quién no se ha propuesto el reto de resolver un problema por si mismo? ¿Quien, no se plantea lo siguiente: «Esto, por mis XXXXX lo hago yo«? Y cuando uno lo ha conseguido, puede pensar: «Mira qué bien, ¡esto lo he podido hacer por mi mismo!«. Y claro, ¿qué puede tener de malo esa actitud? Pues que nos olvidamos que las personas somos seres que vivimos en colectivo. Y cuando trabajamos en grupo obtenemos mejores resultados que individualmente.
Pero, ¿qué es eso del individualismo creativo?
El individualismo creativo según la Administración de Empresas es el proceso de trabajo que se produce en las grandes empresas cuando existe una alta socialización de los empleados y además disponen de una alta individualidad, es decir, son también autónomos. En principio es bueno, porque permite que surjan ideas creativas de las personas más competentes de la empresa.
Luego están referencias a ese mismo individualismo creativo por Albert Einstein:
Ya sea acumulándose o creciendo a través de innumerables generaciones , toda la civilización y toda la cultura han surgido de las raíces del individualismo creativo.
No fue la sociedad , sino un individuo , quien primero supo utilizar el fuego. Algún individuo también concibió primero la idea de conseguir alimento cultivando plantas. Igualmente, otros individuos inventaron la máquina de vapor y el filamento que nos trae la luz.
Sólo el individuo puede pensar y, pensando, crear nuevos valores para el mundo. Sólo el individuo puede idear nuevas normas morales que señalen el camino a seguir durante generaciones.
Sin personalidades decisivas que piensen y creen independientemente, el progreso humano es inconcebible.
ALBERT EINSTEIN 1933
Según esa visión, el individuo es el que prima los resultados de la empresa. Sin embargo, se olvida la historia de ese trabajador, el entorno que tiene y cómo ha llegado allí.
La historia de cualquier trabajador
Supongamos por un momento que el éxito fue gracias a…
- sus padres de los que aprendió unos valores y una educación integral en sus primeros años.
- diferentes profesores y a variados autores de libros que le proporcionaron los conocimientos que dispone.
- su familia y sus amigos con los que compartir y desahogar sus momentos de dificultad.
- compañeros de trabajo mayores que él que le enseñaron las claves de su experiencia.
- el apoyo de personas de su entorno cuando desarrollaba ideas creativas.
Entonces, se puede pensar que algunos de estos aspectos no se dieron, y que gracias a su empeño individual, logró las metas que se había propuesto. Sin embargo, ante esa visión, también obviamos que fue gracias a alguien también del que aprendió a dar lo mejor de si mismo. Es muy fácil olvidar el legado que llevamos. E incluso no ser conscientes que la ropa que llevamos en este momento estuvo fabricada por otra persona. O los materiales informáticos que te permiten visualizar este mensaje estuvieron diseñados por alguien, recopilados de alguna mina por otras personas autónomas y así todo el ciclo de vida de cualquier producto.
Por todo ello, en mi trabajo de gestión de creatividad busco promover, en vez del individualismo creativo, la interdependencia creativa. Porque si soy capaz que puedo pedirle al otro ayuda ante una dificultad, si me ofrezco a apoyar a otra persona ante un reto vital, si me doy cuenta de que soy una pieza más y única dentro del puzle de la vida, podré ser más respetuoso.
Eso me permitirá observar que la competitividad como el individualismo es una pura falacia pues es a través de la cooperación como hemos ido evolucionando.
Gracias por leer mi reflexión, ya sabes que cualquier comentario es bienvenido. Y estoy abierto a cualquier sugerencia 🙂