Propósito de vivir

Llega un nuevo año y surgen las mismas esperanzas. Nuevos propósitos a cumplir durante los meses venideros y mejorar la situación actual que estamos viviendo. Puede ser que sea en cuestión de salud, de trabajo, en lo personal o familiar. ¿Pero algo de eso está relacionado con el propósito de vivir? Veamos si desglosándolo a través de la creatividad podemos encontrar alguna respuesta.
Salud
Después de las generalmente copiosas navidades, el propósito de vivir pudiera ser claro: recuperar la forma física perdida o bajar esos kilos de más. Sin embargo, si uno consigue ser lo suficiente disciplinado, el mérito puede ser momentáneo. Al cabo de los meses, al haber dejado la dieta, el régimen o esas visitas al gimnasio, puede volver la misma sensación. Y entonces, convertirse en algo cíclico al generarse una sensación de culpa. Y algo que repetimos cada cierto tiempo, no parece ser un propósito de vivir muy halagüeño. Así que la salud, desde esta perspectiva, no creo que nos de respuestas creativas a la pregunta lanzada.
Trabajo
Otro ámbito en el que quizá puede resonar como propósito de vivir es mejorar nuestra actitud o capacidad a la hora de trabajar. Puede ser revisar objetivos que no logramos en el año anterior. También cabe la posibilidad que queramos adquirir nuevas habilidades, conseguir mejores resultados o alcanzar un mayor estatus en la empresa. Cualquiera de estos objetivos es muy meritorio. Sin embargo, a lo largo del tiempo, puede que genere una escalera interminable de insatisfacción pues nunca acaba. Además, se acerca al amargo sabor de la competitividad, la exigencia, el estrés y la soledad.
Planteado de esta forma, tampoco parece que sea muy saludable ni tampoco respetuoso para un ser humano. Aunque nos puede ilusionar para unos años. Así que el trabajo, tampoco nos alumbra lo suficiente el camino.
Personal
Pudiera ser que ahondar en la esfera personal, pueda darnos alguna solución más. Pensar en ese curso de creatividad que hace tiempo que queríamos apuntarnos. O tal vez, nos animemos por aprender a tocar ese instrumento musical que hace tiempo tenemos guardado y que tanto nos gusta escuchar. Tal vez aprender a bailar o realizar ese curso de desarrollo personal para vivir mejor.
Y aquí, pueden generarse dos bifurcaciones en el sendero vital. Por un lado, tomar cualquier de estas actividades como un pasatiempo. Y si nos implica un mayor grado de compromiso, vamos a dejar de lado, con el peligro de convertirnos en un cursillista profesional. Por otro lado, puede ser que al realizar alguna de estas actividades contacte con la pasión, el disfrute, y que pese al tiempo que lo realice y el esfuerzo que dedique me resulte gratificante. Ahí quizá sí que se pueda vislumbrar una relación con nuestro propósito de vivir. Algo que se mantiene en el tiempo, como un foco, hacia el que tender. Sin embargo, puede emerger el problema que no es sostenible con nuestra economía. ¿Entonces, nos mantenemos como amateur o damos el paso a que se convierta en nuestra profesión?
Familiar
También este espacio más íntimo puede generar un camino que no por ser evidente, haya que menospreciar. Construir una familia, mantener las relaciones en el entorno donde vivimos nuestra infancia, que nos ha definido inicialmente y que elegimos, con el tiempo, replicar, es un propósito de vivir muy respetuoso. Siempre y cuando, sea una elección consciente y no una huida (hacia adelante o hacia atrás), perfecto. El riesgo patente es que el entorno ocupe demasiado espacio en el día a día, e intereses se vuelvan imposibles.
Entonces, tenemos un camino aparentemente evidente pero en el que los pasos deben ser claros. Pero si con ello, no tenemos suficiente, puede ser un recorrido pedregoso.
Por tanto, ¿qué hacer con el propósito de vivir?
¿Y si es algo más allá? Uno puede recordar la frase de John Lennon:
Tal vez la respuesta se halle en el terreno de la creatividad intuitiva. O quizá no exista la respuesta perfecta. Pero sí que podemos intentar bajar los sueños a la tierra de la experimentación, compartirlos con los demás, probar cosas diferentes, indagar. Y así, yo os invito el próximo 3 de febrero al taller que organizaré en Yoga Castellón sobre este tema. A través de un trabajo combinando el yoga, la meditación, la varaja de los erores y el acompañamiento Gestalt profundizaremos en esta cuestión.